“Siempre he sido fan de su trabajo”, confiesa Roniel Alfonso al hablar de los artistas que acompañan su álbum Internacional, ganador del Cubadisco 2025 en Colaboración Internacional. Esta admiración —que comenzó en su infancia escuchando a José Alberto “El Canario”— se transformó en un proyecto audaz: un disco donde el son cubano dialoga con voces emblemáticas de Perú, Colombia, Puerto Rico y más. “Tuve la dicha de que cada puerta que toqué se abriera”, reconoce el productor, cuyo sueño de reunir a leyendas como Eva Ayllón y Willy García (ex voz de Grupo Niche) se materializó en 10 temas de su autoría, grabados entre Cuba, Estados Unidos y los estudios virtuales de cada invitado.

El álbum, bajo el sello Bis Music, nació en 2019 pero enfrentó los embates de la pandemia. “Todo se ralentizó”, recuerda Alfonso. Sin embargo, este imprevisto fortaleció el proceso: “los artistas tenían tiempo y grabaron desde sus países”. Las percusiones se registraron en Puerto Rico con Tito de Gracia (percusionista de Jerry Rivera), mientras el brass cubano —con Amaury Pérez (trombones) y Alexander Abreu (trompetas)— aportó calidez local. “Quería colores distintos”, explica Roniel.

“Roniel tocó personalmente el tres y la guitarra acústica en tres temas (“Bella”, “Naufragar en ti” y “Voy a prohibirme”), pero delegó en Marcos Alonso para la guitarra del remix”.

Cada tema del disco fue elegido por los propios invitados. “Les enviaba tres o cuatro canciones; ellos seleccionaban la que les enamoraba”, detalla. Así surgieron joyas como “Sábado” con El Canario, un guiño a la salsa dura dominicana; “Mala suerte”, donde Eva Ayllón fusiona bolero y big band al estilo de Benny Moré; “Esa mujer a mí me gusta”, Willy García lleva el son cubano a los carnavales de Cali; o “Voy a prohibirme” (y su remix), Haila y Gabi Zambrano dialogan en un bolero con cuerdas. “El intérprete tiene que sentir amor por el tema”, insiste Alfonso. Este método aseguró interpretaciones auténticas, como la de Nikki Alva (EE.UU.) en “Romántica” o Ronald Borjas (Venezuela) en “Que locura”.

“El álbum casi se llama Roniel Alfonso & Son del XXI Orquesta, pero un ‘bombillo se encendió’: ‘¿Por qué no Internacional si reúne a toda América?’”.

A diferencia de producciones contemporáneas, Internacional prescindió de samples. “Todo se grabó en estudio”, enfatiza Roniel, quien trabajó con el ingeniero puertorriqueño Rolando Alejandro (16 Grammy en su currículum). La mezcla respeta la esencia de cada género, desde la percusión menor de Adel González en “Bella” (con Leoni Torres) hasta los saxos de Víctor Guzmán en los temas caribeños. “La base es siempre el son cubano”, recalca el productor.

Roniel Alfonso revela un aspecto poco conocido del álbum: “Cada invitado grabó su voz en su país, pero yo hice las correcciones y postproducción en Cuba”. Este proceso meticuloso incluyó ajustar matices de interpretación para mantener la cohesión del disco. “No era solo recibir los archivos; era pulir cada detalle sin perder la esencia de cada artista”, explica. Un ejemplo es el tema con Eva Ayllón: “Su voz en ‘Mala suerte’ requería equilibrar la fuerza de su interpretación con los arreglos de big band”.

Roniel Alfonso: “Este es un reflejo de cómo la música cubana conecta culturas”.

Otro dato curioso es que Roniel tocó personalmente el tres y la guitarra acústica en tres temas (“Bella”, “Naufragar en ti” y “Voy a prohibirme”), pero delegó en Marcos Alonso para la guitarra del remix. “Quería que ciertos temas tuvieran ese aire orgánico”, comenta. Este contraste se nota en la selección de bajos: “Usamos bajo acústico en los boleros y eléctrico en los temas más bailables”, detalla. Hasta los saxos tuvieron su estrategia: Víctor Guzmán (saxo barítono) dio peso a los arreglos caribeños, mientras Jamil Shery agregó un solo explosivo en “Esa mujer a mí me gusta”.

El álbum casi se llama Roniel Alfonso & Son del XXI Orquesta, pero un “bombillo se encendió”: “¿Por qué no Internacional si reúne a toda América?». El nombre celebra la diversidad: NG2 (Puerto Rico) aporta frescura en “Leila”, mientras el Septeto Acarey evoca tradición peruana. “Es un reflejo de cómo la música cubana conecta culturas”, señala Alfonso, orgulloso de que artistas como Eva Ayllón hayan dicho “sí” por puro amor al legado de la mayor de las Antillas.

¿Cómo escucharlo? Roniel responde: “El sábado. Bailen con El Canario”, ríe. Pero tras la broma hay una verdad: el disco es una invitación a mover los pies y el corazón. Desde su nominación al Cubadisco, Internacional ya es un triunfo, pero su mayor logro —según Alfonso— es “que el público lo disfrute#. Mientras, él prepara su próximo proyecto: una big band para “explotar más al bailador”. Porque, como sentencia: “Soy sonero desde niño. Eso no me lo quita nadie”.